Con el libro escogido se crea una
comunicación que no puede ser impedida por nada.
Se lee
más? ¿Se lee mejor? ¿O solo se lee? Hace días un artículo publicado en internet colocaba a Venezuela en el
décimo cuarto puesto de los países que más horas invertían en la lectura
semanalmente. Hay que destacar que dicho artículo se basaba en una encuesta realizada
que no solo tomo en consideración la cantidad de libros leídos cada semana,
sino el tiempo invertido por los lectores para dicha actividad. Son números
optimistas a pesar del prejuicio de que a los venezolanos no les gusta leer. Por
supuesto, y sin menospreciar la valorización, son estadísticas relativas,
condicionadas por diversos factores.
La
lectura es un hábito que se afianza con el tiempo. Si se comienza desde
pequeños, a la vera de una biblioteca como santuario escogido para construir
las ilusiones, se forman seres con una extensa sabiduría. Y leer no solo se
trata de una actividad de entretenimiento. Implica encontrarse con valores a
través de la razón y el asombro. Esta revelación al espíritu puede darse a
través de cuentos breves, ilustradas enciclopedias de animales o países, tomos
de diccionarios, revistas, grandes novelas, entre otras.
Sobre este último punto siempre surgen dilemas, porque ¿cuál género es
el más apto para leer? ¿Se pueden establecer diferencias en la lectura de
acuerdo a los años del lector? Aunque existen datos que indican qué tipo de
lecturas prefieren las personas de acuerdo a su edad, no debe existir ningún
impedimento a la hora de escoger un libro, salvo el desconocimiento técnico sobre
libros especializados, y tampoco es un absoluto si se quiere aprender del tema
en cuestión. Lo importante es sentirte a gusto, sea con fantasía, historia, policial,
humor, drama, autoayuda. Con el libro escogido se crea una comunicación que no
puede ser impedida por nada.
El acercamiento a la lectura es el principio de un nuevo mundo. El que
lee definitivamente deja de ser el mismo que era antes de abrir la primera
página. Su imaginación se ensancha, amplia su lenguaje, su relación con la
realidad cobra otro sentido, un tanto práctico, pero sincero a la hora de entender
al mundo. Aunque en ocasiones existe cierto temor a la lectura por cuestiones
culturales y/o personales, no debe ser esto motivo para amilanarse. Leer es
controlar el alma por los senderos arduos de la vida.
Por Álinson Pino
Coordinador Editorial de Educarte es Arte